14 diciembre 2014

La vida es efímera, el amor también

Todo es efímero.

En la inmensidad absuluta de tus ojos grises yo me perdí cuando te vi por primera vez. Y con el paso de los años te di un rótulo inacabo y eterno como la poesía: amor. 

De vez en cuando me columpiaba sobre tu espalda para amarte en silencio, cuando nuestras soledades no eran tan amargas ni distantes. De vez en cuando te susurraba canciones inventadas para que supieras que estaba aniquilada por ese, tu misterioso encanto. 

"La vida es efímera y más el amor, corazón mío". Me decías cientos de veces. Pero yo era sorda. Yo te alegaba con un puñado de poesías y declaraciones, era mi forma de ignorar tus sentencias y desvertirte los miedos infundados que habías cosido como escudo invensible. 

Entonces nos vino de golpe la distancia y tú y yo quedamos atrapados en brechas fugaces de tiempo, de vida, de amor, de pasado. Nos volvimos algo efímero, pasajero y vacío, como suele suceder con la literatura sin alma y con la música sin sentimiento. 

Tú y yo corazón mío, nos partimos a la mitad.


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