14 julio 2014

3:00 am

La pequeña y absurda posibilidad de un encuentro que se esfuma cuanto más pasa el tiempo. 

Estamos echados a la suerte. A ti te resultó aquella salida fácil y a mí, divagar en un existencialismo que duplica las dudas y me hastía de las mismas distancias, esas que odio y aborrezco cada vez que recuerdo tu nombre. 

Hagamos un pacto no más, un sello definitivo. Un pacto que nada tenga que ver con promesas esquivas ni reencuentros después de una década. Lo que tiene que ser, será; y lo que no, simplemente quedará como una historia invisible. 

Ya no me prometas el cielo, tampoco acepto tus disculpas, porque yo también rompí todos los acuerdos: me fui con otro.  

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