15 junio 2014

Olvidó las llaves del tiempo

"Los besos que llevo conmigo y nunca te di". Y ¿ acaso importa ahora?, se preguntaba una y otra vez. 

Había una luna plateada mirándola fijamente y ella, en medio de aquel silencio, miraba sin mirar, callando su propio silencio. Ese que le reclamaba por preguntas y respuestas. Ese que la obligaba a cuestionarse sobre decisiones que debía tomar, pero que ignoraba por cobardía, por inseguridad. 




Segundos, minutos, horas, días, semanas, meses y años... el tiempo, el suyo había pasado. El propio estado de caducidad que se había llevado memorias y recuerdos, solo restaban palabras y cartas que nunca pudo escribirle. Le sumaba a ese sin sentido, las distancias y kilómetros que rompían aún más los puentes invisibles construidos sobre arenas de papel. 

Una efímera esperanza, la inútil necesidad de aferrarse a "un algo" que desapareció tan pronto como llegó. La desilusión volvió a casa, volvió con ella, sin reclamos, sin ligerezas, solo volvió y se quedó allí, guardada entre hojas y cuadernos gastados de poesías y versos repetidos.

Cierra los ojos, echa un eterno suspiro atragantado entre el alma y el corazón, y allí se queda, sin nada que decir, sin nada que escribir, solo recordando y queriendo olvidar. 


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