Sostenía una parte del corazón, la otra había quedado debajo de las sábanas. Lluvia, nieve, frío, soledad, pero en aquella habitación ardían los cuerpos y las almas. Delicadamente, se montó sobre él, acarició con su lengua los labios, la piel, las orejas...se dejaron llevar hasta el más allá que viene después de hacer el amor.
Resignada, apartada y frágilmente poseída por un cariño falaz que venía de vez en mes-.
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