Así, irremediablemente. Aquellas lágrimas que no eran de nostalgia, aquel poema que no era por despedida, aquellas letras que no eran de amor...sensible, cálida, irrevocablemente decidida a dejar el tiempo en manos del tiempo, sin prisas por hallar respuestas que aún no debían ser respondidas, sin deseos de besos o caricias que todavía podían seguir esperando, guardando el sentimiento, echándole llaves y candados a las promesas; y viviendo y sobreviviendo después de tanto y casi nada.
Rubia, pelinegra, ojos verdes, ojos negros, con huequitos en las mejillas, blanca, morena, alta, delgada y todas ellas, con un puñado de historias parecidas y también desiguales, con un cajón de sueños y esperanzas atragantados entre canciones, carreteras y ciudades. Ellas y yo, lejanas y cercanas, pero siempre inolvidables.
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