Un descubrimiento inesperado, confesiones de amantes pasados en abril, el resultado de aquellas lecturas provocó un rompimiento. Aunque le quería, en el fondo aquella desdichada mujer moría en un mar de confusiones y pensamientos suicidas que le llevaban a evocar aquellos tiempos de inclemencia sentimental. Le había roto sus alas tantas veces, que por esta vez las dejó tiradas entre palabras malditas y odios irrevocables.
Cuánto amor y cariño leyó en sus palabras, cuántas declaraciones públicas dejadas delante del mundo, cuánto orgullo, cuánto deseo y anhelo por derribar muros y cruzar las fronteras. En cambio por ella, jamás fue tan valiente y caballero, le quedó debiendo tanta poesía y la vida que alguna vez soñaron juntos.
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