25 julio 2011

"Nos amamos todas las noches"

Una fotografía, una simple imagen de tiempo pasado y ellos evocando un sentimiento indeleble y ajeno al mundo. Construyendo una historia en una tierra fuera del mapa, esa clase de paraíso soñado invadido por playas de corales, arenas blancas, caracoles a la orilla del mar, el viento recio, el cielo descubierto...un milagro, un cariño y solos en su tiempo. 


"Nos amamos todas las noches". Allí, en una suite improvisada con sábanas, tienda de acampar, paredes de algodón y ventanas al infinito del firmamento. Dos caminantes con poco equipaje y una guitarra, dos amantes unidos por el destino de alguien supremo. 


Aquellas sonrisas, aquellos ojos, aquellos besos fugaces y eternos, aquellas abrazos, momentos suyos. Ausentes en tierras olvidadas por el mundo, queriendo reinventar el universo por una causa humana, la razón: eran jóvenes, con ansias por descubrir cada rincón de la naturaleza.


Un beso, los silencios a medianoche, las risas, la playa. Ella vio en el mar azul de sus ojos la tranquilidad, la locura de un fugitivo, la inocencia de tantos ideales...y él simplemente la tomó, la llevó de su mano, la hizo parte de sus caminos y de su alma. 


Al final dos caminantes arrebatados por la llegada inesperada y trágica de la muerte, no se despidieron de nadie, quizás porque no fue necesario, no les pasó por el pensamiento que un paraíso al otro lado de la geografía terminaría siendo el último destino de su historia y de una película que grabaron en seis meses de  amor. De ellos, me quedó solo la banda sonora de su historia.

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