En vez de café, una taza de leche caliente. Mis anteojos favoritos y música de fondo. Estoy tranquila, dejándome llevar por el refugio de lo que llamo presente, que los abrazos invisibles se queden conmigo para siempre, ya no he de necesitar pasados dolorosos ni promesas que nunca lo fueron.
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"Prometo llamarle 'amor' al primero que no me haga daño" |
El paisaje no ha cambiado, aunque afuera es invierno, acá en mi corazón sorprendentemente es primavera. A paso lento se van quemando las ausencias, y con sonrisas a mitad de camino vuelve la paz y el descanso de días anteriores. Y aún más con aquellas compañías que embriagan de alegría, de felicidad y carcajadas.
El firmamento ha desnudado esta noche el silencio del universo y me ha tocado la punta del corazón con una melodía sublime y eterna.
Eso de las lágrimas, del llanto, de la melancolía se cura con canciones, con el susurro del viento, con sensaciones futuras que dejan de lado los dolores que están de paso. Y esta vez, aunque el arco iris volvió a desteñirse, no será para siempre.
Es tiempo de dejar de sentir, de echar afuera sentimientos que matan y agrandan las heridas. Es tiempo de despedirse, de separar caminos, de soltarse de las manos, de no esperar un beso o una caricia. Es tiempo de enterrar recuerdos que ya no han de volver y elevar las alas al infinito.
A veces cuando se pierde, se gana un poco.
1 comentario:
Hay estaciones interiores que merecen la pena visitarlas, quedarse ahí, y disfrutarlas plenamente...
(más allá de los climas eternos y los almanaques)
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