Y es un instante, un olvido incrustado con el paso de los años...una dosis de ausencia que yace detrás de los recuerdos de octubre y otoño. Alguna canción de José Alfreo Jiménez como pasante de agonías y llantos esporádicos en frías madrugadas.
Fácil sería tirar de la borda y acallar los dolores con un golpe de suerte. Pero a veces ni siquiera la suerte tiene suerte.
Las razones se agotaron en el séptimo intento y la fuerza de creer en argumentos no racionales sirvió de a poco para levantar los ánimos del suelo y untar las piezas del corazón roto.
Hay tantas de esas palabras que jamás pasaron por la mente, se creyó en un sueño, en una promesa, y ahora el nudo en la garganta se hace tan hondo como la herida que se abre cada vez que vienen las pasiones ajenas, los momentos de otros y las canciones que ya no unen los lazos.
¿El pasado? siempre nostálgico, el futuro: no existe el mañana, y del presente, un camino por construir.
Psdta: Ya no quiero amores que duelen, ni promesas que se quedan sin cumplir. Tanto llorar cansa el alma.
2 comentarios:
El amor duele y cansa....pero al final siempre regresa, por eso es muy importante aprender a llorarlo y sufrirlo en su momento.
Un abrazo.
Todo lo sucedido nos debe servir de gran lección.
Todo lo que sentimos debe ser una gran pasión.
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