Y las canciones de fondo han servido para violar un poco la intimidad de los terceros. Obligarlos a escuchar las amarguras del corazón, los estados de ánimo que se resumieron en una semana. No preguntarles por las letras y clavárselas en los pensamientos mientras se pasa la tarde y llega la noche; mientras las brisas de enero traen las fragancias del pasado y los recuerdos, y un poco de música para el alma seguirá embriagando los rincones del desamor.
Cuándo callarán. Después que al dolor se le antoje reposar y despedirse, pero no será para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario