Hay cientos de formas de extrañar a alguien y no necesariamente una ausencia o una despedida pueden doler tanto. Cuántas veces se ha extrañado a quien ha estado toda la vida a nuestro lado y no es cuestión de evitarlo o sentirlo inesperadamente, supongo que los sentimientos están hechos para algo más que sentir o vivir.
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Una maleta, el me voy y dejar a alguien |
Hoy te extraño, quizás tú también lo sientas. Pero a veces ni siquiera esas dos palabras son suficientes para comprender que la ausencia de un cuerpo o de un corazón significan la existencia entera de quien lo vive. "Me dices que me extrañas, pero no puedo escuchar tus palabras porque demuestras lo contrario", decía Antonio.
He vivido algunas épocas sintiendo la ausencia del amor, de la felicidad y del calor matutino de su abrazo, sin embargo no todo puede detenerse por la falta de alguien en la cama o en el comedor mientras el desayuno está servido. Se acostumbra al aroma de un perfume, a la ternura de un beso, al paraíso de una caricia y al cielo de un "te amo", la necesidad de cuando faltan es extremadamente dolorosa y ni siquiera los años terminan restaurando las rupturas que quedan en el corazón.
Extrañar a alguien quema como el fuego, llena de desesperación y ansiedad. De vez en cuando mata lentamente las ilusiones y deja un vacío difícil de ocupar. Estar lejos me hace daño, estar cerca es la misma cosa. Comprendo que después de los abrazos, las palabras, los encuentros, las promesas y las despedidas hay sentimientos que no quedan resueltos, instantes que le terminan perteneciendo a quien se decidió amar, porque resulta que un momento vivido en el tiempo del otro fue una decisión en común, una apuesta a la suerte y una experiencia vivida.
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