Había querido escribirte, pero sentía que no era necesario. Hoy me quitas el sueño, me ahogas en la desesperación y pierdo de nuevo la calma que había ganado en semanas.
Había querido llamarte, pero no debía hacerle caso a los impulsos ni a las emociones. He sido esclava de ellas y de los vagos sentimientos, que vienen y van cada vez que recuerdo tu nombre cuando suena una canción de Draco Rosa o me pongo a leer algunos poemas de Benedetti.
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| No ha parado de llover...mientras estés lejos |
Con unas copas de más, la lluvia de noviembre en San Agustín y los rayones en el tablero he intentado despejar la mente de tu recuerdo. Y llega esta soledad que no me hace bien, que me arrastra con sus llantos efímeros y se acuesta conmigo todas las madrugadas. No la invito, no la llamo, pero ella tan insistente toma su lugar y se sienta a mi lado mientras los dolores por tu ausencia se embriagan de ella.
Había querido escribirte, y aquí me tienes: escribiéndote unas cuantas líneas que saben a romanticismo nostálgico.

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