20 diciembre 2010

TrEs (3) CoSaS: soledad, silencio y compañía

Ya no sabe a lo mismo
Estaba leyendo como de costumbre. Después: la rutina de la semana, la ruptura de alguna emociones pasajeras y la brisa helada de las seis de la tarde volvían a refrescarme la memoria. Los días en el parque, los cuentos de Cecilia. Intenté escribir algo para romper con el aburrimiento y dejar un poco la nostalgia de diciembre. Para colmo escuchaba el eco de aquella canción: "otro año ya se ha ido cuántas cosas han cambiado: Navidad sin ti de los Bukis" que se estrellaba contra el silencio de la calle. 

"Estoy hecho un lío. Extraño su color de piel, el aroma de su cuerpo y mi nombre en sus labios a medianoche". Era Miguel, el mismo asunto: Valentina. Recordé aquella conversación de octubre, un día inesperado que para sorpresa nuestra terminó revelando gustos iguales, cariños escondidos y declaraciones en común. Aunque habíamos entregado el corazón a dueños distintos, nos conocimos a destiempo, en octubre nos unió el deseo por acompañarnos una tarde y el resto de la noche, quisimos esculcar algo más que una forma de querer, pero a la mañana siguiente todo quedó guardado como recuerdo.
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Rosas sin pétalos
No estoy acostumbrada a decir las cosas movida bajo emociones ligeras. Intento tomarme el tiempo necesario para poner las palabras que no den espacio para malas interpretaciones o dudas. Sin embargo, hoy no sé qué decirte, ni cómo. Me ha dado cientos de veces y mil vueltas más por la cabeza y resulta lo mismo: se me enreda el corazón.

Quiero abrigarme un poco de tu aliento, bañarme con la dulzura de tu alma y morir después de cruzarme al amor. No quiero mentiras verdaderas, ni ilusiones pasajeras que se construyen cuando todo brota a flor de piel. Estoy dispuesta a renunciar al pasado y a las historias de viejos otoños. Pero no sé cuándo o en qué momento todo irá mejor. Siento haber roto las alas cuando ni siquiera había despegado, lamento el miedo de llegar hasta ti. Hay cosas que son indecibles, hay sentimientos que no valen la pena. Supongo que esta noche me abrigaré debajo de las sábanas y antes de dormir lloraré por lo que nunca podré decir.
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No le he visto caminar detrás de mí, ni tampoco cantarme al oído. Recordé lo que dijiste la otra vez: "me sentí amado y abrazado". Ojalá y pudiera sentirlo también. Está detrás de las estrellas pintadas en el universo y cuando los primero rayos de la mañana atraviesan los cristales de mi ventana.

"Nunca se dormirá quien me cuida..."
Que la noche es más oscura. Mentira. Me gusta más cuando es medianoche y el silencio escampa a mi alrededor, invadido por el crujir de los árboles que se mesen por la fuerte brisa. Prefiero caminar junto a ella, anhelo dejarme anestesiar por la calma que emana de sus brazos invisibles y trastocarme un poco en sus soledades, en su compañía.

Ya no quiero recuerdos ajenos, ni espejismos dañinos. Estoy buscando un continente detrás del firmamento, uno que me sepa a eternidad sin lágrimas de dolor. Desearía inventarme los destellos celestiales del amor y vivir en ellos  hasta el último aliento de mi respirar. Quizás...no! Camina delante de mí y aún sin sentirlo está ahí.    

2 comentarios:

Andrea Jiménez Jiménez dijo...

Elyyy no t conectas :(

Unknown dijo...

SI me conecto ami! :S rayos!!!

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