Llovió en abril, en septiembre, en noviembre. Antes de haber tomado el destino que jamás elegí aparecieron cien recuerdos, dos despedidas y tres conocidos, de ellos ninguno estuvo devuelta en el lugar que había dejado. Lo llamé una tonta coincidencia, aunque declaro que no soy creyente de ella, pero a veces la vida es una contradicción.
Hay tantas razones para arrancar el alma y la piel de aquellos desencuentros absurdos que solo estuvieron en su tiempo y espacio, por el único motivo de estar y luego pasar como si nada. Unos besos de más, caricias mojadas, amores de motel y recuerdos de papel, de canciones que todavía suenan cuando está lloviendo y al cielo le da por estar estrellado.
Tengo pintado un arco iris detrás de la puerta del estudio y unas mariposas colgadas en el espejo del tocador, tengo grababo la inicial de Alejandro en mi vientre. Tengo un par de heridas que se abren cuando llega enero y se ha ido diciembre. Llovió en abril, en septiembre, en noviembre...llegó diciembre: no estás aquí.
Psdta: Te quiero.
2 comentarios:
Qué bella manera de expresarte tienes!!
te invito a el blog en donde escribo e intento ser libre:
www.monologosalviento.blogspot.com
Saludos!!
:D Gracias, d vd siento q este medio d la libertad para gritar y decir sin tapujos lo q nos hace hombres. Un abrazo
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