09 julio 2010

12 de mayo

Estaba ahí, de frente a mi ojos, otra escena repetida. No necesitó decir nada más para saberlo, su silencio entre cortado era suficiente. Después volteé el rostro, miré por la ventanilla del autobús, junté mis manos entre mis piernas y hablé en silencio con Dios para contener mis lágrimas: la otra parte del corazón quedó entre sus manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario