27 mayo 2010

Solo una vez

Diré algo y  no lo diré más. Fabrizzio está en mi corazón y todavía no lo he metido en mi cama. Cada vez que mojamos nuestros labios siento ganas de más, de aprisionarme contra sus extremidades y quedar en ellas hasta que el tiempo ya no sea necesario. Lo extraño de vez en cuando. Cuando llueve, cuando es de noche, cuando es Lunes y cuando estoy sola en casa. 

Solo me ha regalado chocolates, y por supuesto incontables besos y caricias a escondidas. Le podría decir todo lo que se estalla dentro de mi alma cuando está conmigo, pero sería una catástrofe para mis sentimientos porque a lo mejor aún sin decirselo se cansaría de esta forma de quererlo. 

El martes pasado se me escapó un "te quiero". Había bebido de más para quitarme el estrés, pero después no tuve control de mis impulsos y salté demasiado alto que no disimulé con aquella declaración. No lo recordaba por la borrachera, fue él quien casi una semana después me dijo que aunque fuera demasiado pronto sentía quererme. Se lo dije y no lo volveré a decir, porque es cosa de tontas revelar los sentimientos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario