Son las 12:15 PM y lo extraño más que nunca. Hemos hablado todos los días: de su trabajo, del mío, de sus ausencias y retrasos. Lo siento en el alma y me preocupa no tenerlo a mi lado. Detesto las distancias imposibles y las llamadas de vez en mes.
Es lo primero que se me atraviesa en la mente cuando suena el despertador, o la compañía deseada cuando escucho Alejandro Sanz. Quisiera destaparme el corazón y gritarle de estos sentimientos, pero prefiero ser prudente y esperar que llegue el tiempo indicado
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