Hoy no quiero decíselo, no. Hoy mejor me guardo las palabaras quizás no las merezca.
Hoy no quiero gritar, pero es la única forma de reventar, de arrancarme del pensamiento razones que no buscan respuestas.
Hoy solo quiero que llueva para sentir el frío helado de la llovizna y meter los pies debajo de las sábanas. Cuando llueve me gusta mirar desde la ventana el otro lado de la calle; todo deja de ser visible y desaparece detrás de los arboles y de la lluvia.
Hoy no quiero salir de mi cuarto, tengo ganas de dormir cien horas más y esperar.
Quiero soñar con el bosque, con los arroyos de aguas claras y las mariposas amarillas, así puedo tocar los milagros de Dios y sentir que lo tengo aún más cerca.
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