21 enero 2014

Don't look back

A veces da por renunciar. A veces se tira tanto y demasiado de la cuerda que luego se rompe y ya no hay por dónde más agarrar. A veces es mejor soltar, no esforzarse... a veces las ganas se desvalijan y terminan oxidándose. 


Es inevitable que mientras el cansancio va arremetiendo contra los huesos secos del tiempo, los sueños se vayan perdiendo en el camino. Se desgastan, se olvidan... la fe es secuestrada por la desesperanza y aquella certeza simplemente termina siendo un punto en el infinito, tan lejano y distante como todo lo que se marcha y no vuelve jamás. 

Sucede que los encuentros terminan amontonándose en el cajón de las fotografías, en los cuadernos viejos y gastados del pasado, y todas las emociones y felicidades venideras terminan ancladas en los "hubiera".  Las direcciones y caminos conducidos hasta ese lugar fueron plantados por la irreversible decisión del destino. 



A veces es mejor no mirar atrás.  

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