Aquí estoy, serena, con el corazón por la mitad, las lágrimas mojando la cama y una profunda melancolía que me cala los huesos. Mis intenciones estaban selladas en esos besos, debajo de las sábanas, en cada caricia, en todas las promesas que te hice.
Esta noche, aunque es fría y no hay estrellas que me guíen de camino a casa, desde el fondo del alma brota aquella claridad que antes había sido nublada por sentimientos frágiles y deseos efímeros. Hoy pareciera brotar inexplicablemente dejándome ver las cosas claras: la única persona que lo está perdiendo todo, soy yo.
Pero aún así, a pesar de los rasguños y los rotos del corazón, elijo coserlos, remendarlos.
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