Tarde de adiós

A qué saben cuándo es a distancia y con el silencio como escusa, me refiero a las palabras, las que no quieren ser escuchadas, las que cuando salen de la boca del otro, ese a quien se le entregó parte de uno, vienen cargadas con tarde de adiós.


Qué queda después de ellas, lo he conocido todas las veces y siempre deja el mismo sabor con aromas distintos, de otras ropas, de otras pieles, de otros labios. El abecedario de caricias marcadas en el alma y en la cama, torbellinos de placeres compartidos debajo de las sábanas y sonrisas pasajeras que sirvieron de gemidos adyacentes mientras el amor era una forma de tocar, de acariciar, de besar, de explorar y de olvidar. 


Tiempo detenido en miradas secretas, en encuentros de otoño, invierno y primavera...palabras necias que sepultaron ilusiones de cualquier mes del año y hoy todo queda en nada