Deletreando pensamientos colgados en papeles de oficina y tomar un poco de aliento para esperar hasta las 6 de la tarde.
Merodear el recorrido de su cuerpo, de sus ojos y después grabar la sonrisa pícara de sus pasiones. Bordear imaginariamente sus dedos, deslizar los labios húmedos entre su cuello y suspirar de a poco pegada a su pecho. Esta escena me hizo recordar: "el que juega con fuego, se quema".
1 comentario:
Ok, pero hay pasiones que merecen ser ardientes!!!
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