03 abril 2011

Llueve adentro


Andaba con los pensamientos de cabeza, con el nudo en la garganta, con el llanto como de costumbre y esa tonta mañana con aroma a melancolía. Las decisiones fueron tomadas y los caminos cambiaron con ellas. Una mitad sin respirar y un medio vivir al costado del pasado.

Preguntas el por qué, y yo me quedo con las dudas, pregunto a dónde y tú te vas con las dudas. Construir senderos y luego derribarlos a causa de sentimientos que en una noche dejaron de ser, y todo en ello, se fue hasta el precipicio.

No ahorro las tristezas, ni el dolor. Están aquí detrás de mi ojos, metidos en el alma, encrustrados en el corazón. Y Aun Dios sabe de esos días tan comunes que prefiere repirtelos en mi vida.

1 comentario:

Gastón dijo...

El llorar lava el alma, ok, pero ya llega tiempo de empezar a ensuciarse viviendo con alegría en este planeta que, precisamente, lleva por nombre "Tierra"

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