01 febrero 2011

"Te echo de menos"

De rastro, solo quedaron las colillas de la noche anterior

Es el quinto cigarro de la noche. Y los pensamientos siguen divagando, mientras el recuerdo de sus manos entre las piernas de Fernanda era tan fresco y lúcido como la brisa de aquel enero. Escribía para intentar escurrir el dolor y acostumbrarse a otro día sin verla. Los ojos verdes, el cabello negro y los labios rojos, encendidos con el lápiz labial y el maquillaje casi natural. Una muñequita de porcelana acurrucada detrás de su espalda, acostada en su cama y bebiendo el mismo licor.

"Me has hechizado el alma. Y te lo digo en verdad, porque para que esto me ocurra se ha tenido que abrir el mismo cielo y descender hasta mi cama. Aquella noche, fue la primera vez que te hice el amor, las anteriores fueron  sexo nada más. Pero al verte tan frágil y pequeña, con tus ojos indescifrables y tu vida enredada en la mía por unas horas...supe que allí tenía lo que necesitaba: el calor de un corazón y la existencia tuya. Pero ahora te has marchado y no he podido acostumbrar mis noches a la ausencia de tu cuerpo, de tu alma, de tu mirada, de tus besos...
Te echo de menos".

Tomó lápiz y papel. Se desahogó y antes que llamarla o buscarla, simplemente escribió unas cuantas líneas dedicadas a Fernanda, aunque ella jamás pudiera leerlas ni él enviárselas.

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