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Buscando las rastros de su corazón |
La miraba, la tocaba, la besaba. Y volvía a hacerle el amor. En el sofá, en la sala y con las ventanas abiertas, alguna vista perdida desde la otra calle los habría descubierto. Pero las ganas por tenerse el uno al otro fueron razones de sobra.
Los gemidos al oído, las manos aprisionadas en la piel, los labios tan cercanos. Ella lo amaba, él solo se alimentaba de sus deseos, de sus pasiones. Uno había entregado el corazón y el otro le había puesto seguro.
Siempre existen esa clase de compromisos, esas historias que hierven la sangre, que queman el alma y derraman ciertas nostalgias con el paso de la vida. Porque los besos se gastan, las pasiones se deshacen, el amor muere y la magia desaparece.
_No digas que me quieres, no significa nada
2 comentarios:
UAU!
me encantooo... ^^ tu texto enserio...
te seguire encantadiisima! para seguir leyendo cosas asi :)
http://reflesionesdeunaadolescente.blogspot.com/ pasate si puedes!
Hola!!!! :) Algunas veces nos pasa, q la pasión y todo el sentimiento que nos hace distinto, también nos puede condenar. Ya vi tu blog :) está buenísimo.
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