Se acabaron los helados de colores cuando llegaba el trencito de la esquina, también desaparecieron las luces azules y verdes que decoraban el jardín de la casa. Se acabó Navidad, llegó el año nuevo, y empezaron otra vez a soñar las sirenas del mar con la primavera de enero.
Lo que más extrañaré del 2010, la primera vez que me dijiste: "Te amo".
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