25 diciembre 2010

Un encuentro con el pasado - Navidad

El tiempo que nos faltó
De vez en cuando, irremediablemente volver al pasado y echarle un vistazo desmorona los sentimientos. Y cuando eso sucede, es porque hay cosas que siguen faltando, personas a quienes todavía se siguen echando de menos, momentos que nunca se borraron. Recapitular la vida no es tan sencillo como una novela o un cuento, recapitular la existencia siempre deja extrañas sensaciones, y hoy me pasó, me sucedió que todo de repente dejó de tener forma y contenido. Todavía me siguen doliendo las ausencias de quienes ya no están.

Y encontrarme las cartas y las memorias de unos poemas y dedicatorias de la secundaria han abierto las mismas emociones que causaron la primera vez. Los amigos que se fueron, los viajes que nunca regresaron, las despedidas que no  tuvieron adiós, y ese último al que no le supe decir hasta luego porque no fui capaz. Navidad, me trae esas nostalgias, huelen los recuerdos, los aromas de la casa de mis abuelos paternos y los regalos debajo del árbol navideño. La espera del Papá Noel invisible y las sonrisas infantiles de la mañana del 25 cuando se olían los juguetes y se destapaban las cajas de regalos. 

Ahora, ya es tarde para eso. Han pasado tanto los años que la vida ha volado. Pero al menos están los que importan, aunque a la mitad del camino algunos hayan partido. Duele cuando se olvidan los rostros, los instantes, las promesas. Algunas lágrimas que saben a pasado y que vuelven al presente porque el corazón sigue latiendo por alguien, por todos los que fueron parte de el.

Caminar de la mano y decirlo de nuevo: Te amo
Que no alcanza ni esta, ni la otra para escribir todas las palabras que se desprenden de los sentimientos que han estado en el alma durante 22 años. Pero mirar atrás no puede ser tan doloroso porque inevitablemente también se construyeron caminos delante de mis ojos que me trajeron hasta este lugar. Encontrar el sendero devuelta al lugar donde pertenecía. Que las derrotas fueron interminables, los odios crueles, los amores decepcionantes, las amistades desleales, los días grises. La vida coloreada del primer amor, de los amigos que fueron para siempre, de triunfos anhelados, alegrías eternas, mañanas bañadas de arco iris permanentes.Y todavía más...

Aún faltas. Duele mucho
Nunca entendí las injusticias. Confieso que creí que Dios era injusto y cruel, que se había olvidado de todos y nos recordaba de vez en cuando. Confieso que lloré demasiado porque nunca hallé respuestas y el camino se hacía aun más complicado. Nunca entendí las verdades a medias. Confieso que perdí el norte un millón de veces más y jamás me detuve para pegar los zapatos en la tierra. El gran problema, haber despegado a la fuerza.

Desocupar tus lugares
Parece que después de algún tiempo el horizonte se hizo más claro, y amaneció inesperadamente. Sí, creía a mi manera e inventé lo bueno y malo en mi mundo. Diseñé un ideal completamente imperfecto. Ahora está mejor verlo desde abajo y luego levantar la mirada hasta la cúspide del firmamento y descubrir que aún existen un millón de razones más para volver a creer en lo imposible a los ojos de las gentes.

Es navidad y todos los recuerdos de la vida vendrán como ráfagas de vientos al corazón. Es navidad y todos los nombres que pasaron por la memoria lloverán en destellos finitos de alegrías y nostalgias. Es navidad y vendrán más parecidas a esta y distintas a las anteriores.

¡FELIZ NAVIDAD! 


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