Quiero dormir mil horas, desperdiciar el tiempo debajo de las sábanas. Las vacaciones perfectas están lejos de la gente, de los mismos conocidos y de las rutinas agobiantes. Tomar una taza de chocolate, preparar una natillas de arequipe, comer papitas de limón e inventar cualquier cóctel para embriagarse de noche hasta el amanecer, pasando las horas en la sala del apartamento y escuchando la música de los cajones.
Quiero estar sola, sin la necesidad de alguna compañía placentera que me provoque estallar de pasión y deseo. Una semana, tal vez tres desconectada del universo y de los amores de barra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario