21 diciembre 2010

Nuestros espacios

No conozco la historia de tu vida. Esta noche pasaré de largo por tu puerta, ignoraré que estás en casa y volveré a la tienda de la esquina por los masmelos y el chocolisto de arequipe. 

_Ayer me acordé de ti
_Lamento no haberte llamado antes, estaba intentando escribir algunas viejas historias
_Y ¿has terminado ya?
_No, ni siquiera he empezado. Sí, ya sé que parece una locura, pero he tenido la pantalla en blanco y no me sale nada de la cabeza. No sé si es el cigarrillo. Han pasado tres semanas y no soy capaz de empezar en una línea.
_Escribe sobre marzo
_¿Marzo?
_Sí. Los delfines, el mar, el paseo en bicicleta. La fogata a medianoche. 
_17 de marzo, inolvidable fin de semana.

Sigues siendo el mismo pensamiento que se atraviesa en todo momento. Y vuelves tan de repente que ni siquiera noto mis cambios de ánimo, mis intolerancias con el mundo y la impaciencia por saber de ti. Y sigue el mismo espacio vacío entre los dos, el abismo de soledad marcado en todo este lugar. 

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