15 noviembre 2010

Nombres iguales

Dos, una sola carne, un solo espíritu. Una llama ardiente que quema, un fuego artificial que explota en una noche en celo. Sin él, sin legítimas pasiones, vestidos de pecado y euforias de placer. 

Sin espacios distantes, un solo cuerpo, una sola carne. Escondidos debajo de un cielo imposible de caricias, de instintos animales que arrancan inocencias y amores infantiles. Ilegítimos por naturaleza, irracionales con nombres iguales. Amantes en noches de agosto. Bañados por el deseo carnal atrapado en el alma, vestidos de pasión descontrolada y alimentados por miradas encendidas que se queman y se hacen polvo detrás de puertas oscuras y habitaciones baratas.

Noches de ron, cigarrillos y marihuana. Noches de sexo y placeres clandestinos. Dos, una sola carne, un solo espíritu.

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