Estar lejos suena a tantas cosas, duelen tantos recuerdos y la vida es más frágil cuando los nuestros no están esperando en casa. Es un regreso sin amistades sinceras, sin amores que alivian las penas, sin secretos que pertenecen a cualquier lugar del corazón y esperan ser revelados.
El olvido se vuelve parte del alma, es una forma de despedida que queda atrás y de vez en cuando es dañina. Y mucho más cuando la ausencia de los abrazos de aquellos que se extrañan se queda entre los recuerdos y fotografías pasadas.
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