Te sigo echando de menos. A veces pienso que es la ausencia de mi nombre en tu boca lo que me desequilibra, no debo darle tanta importancia a las quejas de la semana, es la misma historia de desamor clavada hasta los huesos por culpa de unos besos pasados de copas. He resuelto dejar la monotonía de los pensamientos, todavía anclados en el 24 de Febrero. Quisiera titubear, pero hay cientos de razones para no hacerlo, entre ellas: la mano debajo de la falda y la sensación inigualable del calor quemándome las entrañas en una habitación a oscuras y perdida en la ciudad.
Te sigo echando de menos y no resuelvo alejar las aventuras de mi mente. Pareciera que los días son menos dulces desde aquella vez que te encontré. Anclado en una parte de mi pasado fresco y en las locuras que no había compartido con otros extraños.
De fondo sonaba Alejandro Sanz y sus millones de aurora, lejos de concentrarme para terminar algo que no me había animado ha empezar esperaba que el reloj fuera un espejísmo como a veces sucede mientras duermo, y volviera a las 7 de la noche cuando todavía era 24 de Febrero.
Termino y sigue el "Desde Cuando" de Sanz. Mientras la noche sin estrellas anuncia que cielo nublado no es igual a lluvia en marzo.
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