Como los colores que imaginas cuando vas a otro lugar. Un cielo que no es azul y la morada que descansa debajo de la enorme bóveda del infinito. Sentir que más allá existe un imposible imaginario y millones de constelaciones que no se pueden ver.
De arriba abajo, como la lluvia en invierno que ahoga los soles detrás del cielo gris, donde las margaritas azules y las rosas blancas siguen desnudas mientras lloran los ángeles. -¿Qué si es un milagro? No lo sé - Sería como descifrar el lugar exacto de los unicornios en verano y las mariposas amarillas que se esconden dentro de la selva. O encontrarse un hada madrina tendida en la cúspide de los arboles y morir por el canto de una sirena encantada.
No son lunas ni auroras, ni cometas fugaces; a veces son como los colores reflejados en el mar o las olas que mueren en la orilla de la playa: volátil imaginación o un instante de realidad. Recuerdo de papel que se olvida con el tiempo y de vez en cuando causa sentimiento, como los días en la playa, las vacaciones en Venecia y las caminatas por el parque.
Un instante de realidad y un trozo de vida colgado en un poema. Menos tristezas que el ayer y más esperanzas en el hoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario