08 enero 2010

AMANDA

Ojos negro y boca pequeña, labios secos y mirada frágil.
"Me gustas" y luego "Me deseas"... copas de vino y fresas con chocolate en el desván.
Saben a gloria y a pecado los días que estás en la cama.
"Me caso" y después "Te dejo"... salidas clandestinas y pasiones de volcán.
Labios rojos y bragas colgadas en el sillón, gemidos efímeros y silencios de una eternidad.
"Te amo" y "Me extrañas"... se ha vuelto costumbre la necesidad de dos.


He dejado ciento de veces los letreros de esos pensamientos en la cabeza para que no se desdibuje la imagen de tus pasados, unos cuantos te quiero y tantos abrazos sin finales de tragedia. 


Amanda me duele casi todos los días, me pesan las oraciones cuando no está a mi lado y las navidades cuando no tomamos el vino.
Cajas de chocolates sin abrir y tazas de cafés en la habitación sin espacios para sueños de color rosa.


"Nada es ahora color de rosa", me ha dicho Amanda. ¿Y para mí cómo será?, no menos doloroso. Así se pasan los dias del mes, extrañando las cosas imposibles y reviviendo los incendios de otros instantes.


"Lo prefiero a solas que conmigo en la habitación". No me dices más nada y te guardas lo demás, es tan detestable no escuchar las palabras que añoras gritar, pero si es tu decisión entonces también lo guardaré y después que vengan los años sobre él. 


Me hace falta la noche y Amanda, la he extrañado desde que cortó su pelo negro y cambió las faldas por los pantalones oscuros. Ni sus ojos me volvieron a mirar igual ni sus dedos a tocarme más. Fueron más grandes los remordimientos que las salidas a moteles de paso y habitaciones decoradas con papel celofán. 


Un día de estos la buscaré en su 'palacio de cristal' y le robaré los colores al mar para quedarme con ella en una caja musical. Pero hoy prefiero un poema de Cortázar a esperar que me devuelva los te quiero que pocas veces me dijo y las madrugadas inolvidables frente a sus ojos.

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