La noche pasada el invierno escampó debajo de mis sábanas. Sentí que las madrugadas sin él eran eternas compañías ausentes de sus besos. Otra vez me quedé sin la luz de sus ojos.
Mis pensamientos parecen tristezas cargadas de cursilerías que quisieran morirse por amores imposibles. Otra vez la cama quedó vacía con mi cuerpo metido en ella, otra vez las mismas promesas se rompieron tan fuerte cuando sus sentimientos se marcharon al olvido.
Era noviembre y cuando llegó navidad volvieron las brisas heladas y las noches sin amores ni pasiones de madrugada.
Era noviembre y cuando llegó navidad volvieron las brisas heladas y las noches sin amores ni pasiones de madrugada.
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