Odio tener que escuhar sus palabras cuando me habla, ese olor a cigarrillo y cerveza barata me fastidian. Pero guardo las apariencias y disumulo que no me importa, ha sido igual desde que lo conozco y no lo recuerdo diferente.
Me aterra pensar que los amores son iguales, que llegan a ser difíciles y peores. Amarran y quiebran el alma. Cortan las alas y matan las esperanzas... es él... su forma de hablar, de mirar, de pensar... me aburren sus monólogos y quejas diarias, no se halla en ningún lugar. Siempre está aturdido por los recuerdos y sus fantasmas del pasado.
Es otro día y las mismas discusiones interminables.
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