"No tengo nada que decirte". Le dijo Miguel a Mariana. A las seis volvieron a sus caminos comunes y corrientes. El café ya estaba servido, las galletas de chocolate también.
-"¿Me has dejado de querer cierto?". Afuera, la lluvia y el silencio, adentro la música y ellos dos.
-"Estas son las fotos del verano pasado, rómpelas o quémalas. Ya no me pertenecen. A ti tampoco". La caja de recuerdos quedó en el sofá. Eran las 7 de la noche y las últimas palabras de Miguel. El último momento a solas entre Miguel y Marina.
-"¿Me has dejado de querer cierto?". Afuera, la lluvia y el silencio, adentro la música y ellos dos.
-"Lo siento Marina".
-"No lo sientas, la gente nunca cumple sus promesas".
El café quedó esperando en la mesa, frío igual que la lluvia y solo. Tan parecido a las pecas de Marina y a la sonrisa ausente que ese 14 de agosto dejó Miguel en el apartamento.

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