Mariposa estaba desnuda, sin aliento, tendida sobre sus brazos y abrazada a su corazón. ¿Puede doler el alma de tanto querer? jamás. Alguna vez creyó que el amor era un espejísmo, una hipótesis de los sentimientos que se vuelve frágil cuando se deja arrastrar por las emociones del corazón.
Lo miró, le sonrío y volvió a recostar la cabeza sobre su pecho. Recordó la vez que se cruzaron en el puente Santa Catalina, llevaba un sombrero amarillo y unas botas negras que le había dado josefina en su cumpleaños número 23, combinaba perfecto con el verano de Hermosillo. Fue solo un tropezón, sin roce de manos, sin toque de miradas...un paso falaz y todo siguió como si nada. La mañana del 25 de septiembre en la cafetería el Gato Azul esperando el monótono Capuccinio todo se partió en un antes y en un después, José Alejandro cruzó la puerta y ocupó la barra por unos quince minutos: El Amante, de Marguerite Duras fue el punto en común que los juntó. Una conversación aislada de los otros devorada por la literatura, el cine y los amores que alguna vez dolieron, después una llamada, varios encuentros casuales y un beso bajo la lluvia.
Mariposa no lo sabía, no lo estaba esperando y tampoco lo quería pero pasó de repente y ya no hubo más espacio en el corazón para los recuerdos de años pasados, con José Alejandro se desfiguraron los miedos, la rabia y las decepciones...el amor fue más que una forma de sentir o de hacer.
Le sonrío de nuevo, le dijo en silencio "te quiero", estalló con una sonrísa tonta y lo besó. No había espacio para la timidez: -"Te lo digo como la canción, no sé por qué me gusta así tenerte tras mi espalda, pintándome palabras, queriéndome sin más... te quiero".
-Te acuerdas cuando cruzaste la calle, preferiste ignorar el puente y lanzarte a los carros. Pensé, está loca...pero si no lo hubieras hecho no habrías tomado el bus y jamás hubieramos cruzado palabras...desde entonces todo fue especial en ti.
Apretó su mano fuerte, acomodó el cuerpo sobre el suyo y volvió a besar cada centímetro de su piel, Mariposa estaba desnuda y José Alejandro estaba metido en su cama haciéndole el amor por quinta vez.
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