28 junio 2010

Espejísmos

No he visto sus ojos desde que amaneció. Volté la cabeza y estaba ahí, justo a mi lado; parecía irreal que después de once años otra vez el destino nos hubiera juntado. La vida consiste en esas pequeñeces, es una forma de penetrar lo impenetrable, de querer lo imposible y amar sin límites. 

No hicimos el amor, hablamos toda la noche y en medio de las sábanas frías nos amamos de mil formas distintas, sin ningún acercamiento sexual, solo atrapados por el encatamiento de nuestros sentimientos. 

Tiempo después el espejísmo se disipó. Lo perfecto dejó de serlo. Amaneció y la noche anterior quedó en el pasado. Intenté acariciar ese recuerdo, prenderme de el y volver atrás, pero sus ojos ya no estaban, su todo se desprendió de mi corazón.

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