Algunas veces el cielo llovizna cerezas invisibles que se pierden en el camino. Tengo ganas de un cielo en la ventana y olvidar que mañana es Lunes. Los miedos son como inquilinos mala pagas, como azules sin blanco o soles sin mariposas. Odio cuando empieza la semana y debo volver a las costumbres, a la prudencia y al disimulo de sonrisas detrás de un llanto en espera.
Quisiera la ricura de unos labios, la compañía de alguien sin vacíos, la historia contada en un autobús mientras regreso a casa. Quisiera las eternas horas de noche, la calidez de aquellas sábanas que nadie más disfruta en mi cama. Hay una brisa fresca que atraviesa las cortinillas de la habitación y me recuerda Octubre cuando pierdo las tardes escribiendo las cosas del ayer y las intimidades de terceros.
Algunas veces el cielo llovizna cerezas invisibles que no puedo probar por culpa de tanta imaginación. Entonces prefiero escuchar los silencios de la noche, inventar amaneceres en una madrugada desvelada y encontrar arco iris en verano. Ojalá y lloviera mañana.
1 comentario:
Es una buena nota. Un tanto desordenada, pero buena. Es un buen blog.
Saludos,
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